Siempre nos han dicho que la tierra está viva, pero creo que no hay nada como verlo delante de tus propios ojos para convencerte.
Caminar alrededor del volcán Námafjall es como viajar a un planeta perdido. Nada más bajar del coche, notas un fortísimo olor a azufre y la temperatura bajo tus pies aumenta.
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Canon 1Ds MkIII, 70 mm, 1/30 seg, f/16, ISO 100, trípode
El paisaje se vuelve dramático y espectacular al recorrer ese pequeño desierto geotermal, plagado de agujeros de barro burbujeante y fisuras que emanan vapor de agua con alto contenido de hidrógeno sulfurado. Estas emisiones de gas, favorecen la formación de sulfataras (depósitos de azufre que resultan de estas liberaciones gaseosas).
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Canon 1Ds MkIII, 105 mm, 1/100 seg, f/16, ISO 200, trípode
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Canon 1Ds MkIII, 200 mm, 1/250 seg, f/16, ISO 200, trípode
Daniel Arenas (Dage)
Realmente es ua zona que da mucho de si fotográficanete. Las dos fumarolas de las chimeneas naturales hacian un estruendo que me recordaba mucho a un reactor.
El olor a azufre (sulfuros) caracteístico de «huevos podridos» esta en el ambiente pero al cabo de un rato ya ni lo hueles ni notas el calorcillo del vapor expulsado en toda la zona.
Me gusta especialmente la primera imagen.
Saludos 😉
rascafer
Que sitio tan interesante. Me gustan los detalles de la tierra cociendo. 😉